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Semana Santa, para qué te quiero.

  • Foto del escritor: Ana Alonso
    Ana Alonso
  • 18 abr 2017
  • 3 Min. de lectura

Como el primer día de trabajo después de regresar de las vacaciones de verano.


Bogotá es una ciudad deliciosa cuando de vacaciones se trata: sin los vecinos (no piensen que estoy obsesionada con ellos), sin tanto taxi, sin tanta buseta desprendiendo polución, sin el que no pone el intermitente cuando va a cambiar de carril… Pero comienza el lunes y con ello las calles se llenan de carros y el caos se apodera de la urbe.


A primera hora tuve una videoconferencia de lo más entretenido que tras finalizar se convirtió en el puro estrés de comienzos de semana. Lunes de Felipe a clase de estimulación (la cual no le falta con su hermano mayor pero hay que socializar, o eso dicen…).

Por el camino, el chulo de turno que en una calle doble vía y con un coche aparcado en su carril no espera a que la persona del carril libre pase, al revés, te suelta: ¿seguro que tiene usted razón cuando me dice que tiene prioridad el del carril vacío?.

No cuento cómo me dieron el carné de conducir en este país porque ya entenderían como esta clase de espécimen anda suelto con un volante en sus manos.


Por no hablar del tráfico… ¿En serio alguien se ha planteado que si siguen construyendo edificios de 12 plantas (por muy de Richard Meier que sean) donde antes había una casa, el número de coches andando por la vía de acceso se multiplica por 20, o por bastantes más teniendo en cuenta la media de carros por familia?.

Tras llegar a mi destino, no hay aparcamiento, por lo que tengo que llegar a un parqueadero a una cuadra. Con mi hijo a cuestas, como dice el dicho, intento llegar a la calle por un ascensor que no puedo coger porque están trapeando. Intento subir por la rampa de coches y me dan la típica reprimenda porque está prohibido. ¿Me dicen por dónde subo?.


Solucionado esto y tras acudir a clase de estimulación voy a vacunar al niño y no hay inyecciones hasta mañana. ¡¡Pues para qué abren ustedes el chiringuito!!.


De regreso a casa, esa aplicación tan útil pero que nos vuelve tontos para orientarnos (no lo digo yo sino la University College London), conocida como Waze, me manda por primera vez por esa obra que lleva haciéndose desde que estoy aquí (en total 8 años, si, leyeron bien). Excuso decir, y con todos mis respetos, que no entiendo como hacen una rotonda minúscula con más de cuatro salidas (y encima subterránea) cuando la mayoría de la gente no sabe siquiera que intermitente hay que encender para salir o para entrar de esta. Habrá que ir aprendiendo, eso es verdad. Mientras tanto, más trancones hasta que la gente se aclare. Consejo: intenten evitarla por el momento.


Conecto con España, donde está mi marido y mi hijo, este último opta por no decirme ni “mu”. Al parecer solo se ha acordado de mí cuando tuvo un pellejito en el dedo, momento en el que dijo: mamá me corta muy bien las uñas… En fin…


No toco tema trabajo porque a pesar de que me encanta y lo vivo con pasión, hay días que es mejor que no empiecen y mejor que terminen.


No piensen que odio Bogotá, que ya veo a esos que cuando critican a su ciudad, dicen: ¡¡pues devuélvete a la tuya!!. Odiar y ser crítico son cosas muy diferentes. Para que haya mejoras hay que ser objetivo y no dejarse llevar por pasiones.


Cada día tiene su afán, dice mi segundo padre…


En resumen, estoy igual que antes de las vacaciones. Lo peor de todo: no he dado los 8.000 pasos que según mi app nueva de ejercicio dice la OMS que hay que dar, y sobre todo, muchísima más gente en este mundo ha tenido peor día que yo…


Semana Santa, ¡¡para qué te quiero!!.

Tips de la publicación

El carné de conducir me lo dieron acudiendo a una autoescuela pirata (que yo no sabía que lo era hasta que me vine a percatar), la cual corroboraba tus dotes para conducir sin ni siquiera saber si eras ciego.

Nico y Felipe van a Good Club de Bienestar. A pesar de varias desavenencias vamos allí porque tiene piscina y no está saturado.

El artículo sobre el uso de la inteligencia cuando se usa Waze lo podéis encontrar a continuación. Es de hace unos días. http://www.enter.co/cultura-digital/ciencia/aplicaciones-gps-afectan-tu-cerebro/

 
 
 

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UNA MUJER NO ADAPTADA, ni apta, PARA LA VIDA MODERNA

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