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Este año los bikinis no se llevan.

  • AAJ
  • 20 abr 2017
  • 3 Min. de lectura

Cuando una mujer se queda sola en casa, termina una relación o se queda embarazada, no sé por qué, pero siempre, o casi siempre, tiene que ordenar su armario.


Acompañado de mi humilde escudero, desde el sábado mi cuarto parece un Zara español en rebajas, no solo por la ropa arrebuñada sino porque me encargo de llenarle a mi hijo todo el suelo de sus más preciados juguetes para que deje a su mamá disfrutar de uno de los mayores placeres para la mujer.




Pero esta semana, como ya dijera en alguna publicación anterior, también me he estado aplicando arduamente a mi gordito y parece que ha tenido algo de efecto…


Los pantalones de cuando era una jovenzuela y que toda mujer siempre se niega a tirar para ver si en 10 o 20 años se vuelven a poner de moda y le siguen valiendo, fueron descolgados de la percha.


Comenzaba la prueba de fuego. Entre motos, transformers y pelotas, me dispuse a meter una pierna en el pantalón, tras pisar una pieza de lego, metí la otra, y como dice la canción: pasito a pasito, suave suavecito… el pantalón entró por inercia.


Este acontecimiento fue celebrado por mi parte a través del teléfono con mi “esposo” (en estos cuatro días que hice el primer post sigo viviendo en pecado) más que mi aniversario de noviazgo que dicho sea de paso fue ayer.


Pero no nos engañemos. Mi gordito sigue ahí y ese ya será muy difícil de quitar tras dos embarazos y engordar la friolera de 15 y 18 kilos en cada uno de ellos.


Podré ponerme un pantalón de quinceañera, pero ya no puedo ponerme bikini.


Pero Ana, no te preocupes, según Vogue este verano hay que decir adiós al bikini porque sigue ganando adeptos el traje de baño (¿será para tapar gorditos?).


Al parecer el único bikini que la gente va a utilizar este año es la marquinha, una mezcla de gasa y cinta aislante del cual me niego a escribir. Demasiado que lo hago de mis gorditos. Adjunto artículo para los curiosos.


Todo esto me hace recordar que hace unos días fui con mi madre a comprar un traje de baño a una muy buena tienda de Bogotá en un muy buen centro comercial. Mientras estábamos mirando modelitos entró una mujer muy pero que muy simpática. Tan simpática que terminó enseñándome la cicatriz de su operación tras quitarse su gordito.


No os la describo porque os parecería más asquerosa y dolorosa de lo que me pareció a mi.


La mujer estaba feliz. Tras dos embarazos, hacer dietas y según ella ejercicio, decidió operarse. Pero no solo se quitó el gordito señores, debido a esta operación le tuvieron que reconstruir el ombligo, hacerse lipo y después masajes que según sus propias palabras fueron “dolorosísimos”. A pesar de eso, ella estaba feliz y por fin se iba a poder volver a poner un bikini.


Yo no voy a ser la que destroce la felicidad de esta mujer o de muchas otras, ni mucho menos. Pero pasaré a dar mi opinión.


Mucha gente necesita este tipo de intervención por salud (no era el caso de la simpática mujer), lo cual me parece respetable, idóneo, necesario y aplaudible.


La vida se trata de ser feliz y de sentirse bien con uno mismo (sino porque querría trabajar en mi gordito), pero... ¿que necesidad tiene una mujer que tiene un gordito (no dos o tres), que es tan simpática, desenvuelta y con gracejo de no confiar en ella misma en otros aspectos de su vida como para hacerse tales aberrantes operaciones?.


Creo que no hay mejor belleza que la natural. Sé que es bonito decirlo pero luego no tan bonito de ver en el caso de los gorditos, que en el fondo no son otra cosa que el reflejo del paso del tiempo, significan que eres madre y que posiblemente te guste comer y disfrutar de un buen vino.


No podré ponerme bikini pero no me rajaran cual madre de quintillizos a la que tienen que hacer una inmensa cesárea. Pero sobre todo, que un hombre me mire por lo interesante que le pueda parecer y que una mujer se me acerque como amiga por lo mismo, no por si tengo o no gordito.


Finalmente la mujer pagó su bikini para lucir en su Semana Santa de Cartagena y se fue feliz de la tienda… Solo espero que después de tanto dolor no llegara al aeropuerto, comprara el Vogue y leyera que este año los bikinis no se llevan.

Tips de la publicación

Gordito: dícese de la protuberancia que le sale a uno a la altura del ombligo cuando empieza a pasar de los 15, que se marca cuando llevas prendas ajustadas y que a veces no permite que los pantalones cierren.

¿Quieres saber qué es la marquinha? Picha en el siguiente link goo.gl/lO9I56


 
 
 

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UNA MUJER NO ADAPTADA, ni apta, PARA LA VIDA MODERNA

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