top of page

Sobrevivir en “Parque Jurásico”

  • AAJ
  • 26 abr 2017
  • 4 Min. de lectura

Hoy pensaba escribir del regreso de mi “marido” y mi hijo mayor a la gran ciudad porque realmente es lo que necesito, desahogarme. Pero voy a dejar de lado esos sentimientos que pueden causar susceptibilidades y pasaré a escribir sobre otro capítulo. Y que sepáis que seguro sería de los mejores post porque cuando estás calentita todo sale mejor…


Los que conocen mi faceta cinéfila (aunque ya ni tiempo tiene una de ir al cine), pensarán que esta publicación está dedicado a aquella película de principios de los 90 dirigida por Steven Spielberg y con música compuesta por John Williams… pero no aburriré a parte de mi poco público con estos temas del séptimo arte, aunque si los tocaré de vez en cuando…


En este caso, hablaré de las especies que aparecen en la cinta, porque aunque no lo creáis, durante los fines de semana en los parques jurásicos de Bogotá existe una fauna igual de peligrosa que los dinosaurios. Nunca me había percatado pero definitivamente se podría hacer un estudio científico o comportamental de ello. Este que comento a continuación fue le mío el pasado domingo.


Al igual que en la cinta, las primeras que se hacen notar son las Diplodocus. Quienes efectivamente van en manada. Mujeres cuello largo que miran de reojo a las que no son de su estilo y que suman a su manada a las que llevan a sus hijos a los colegios más “plays”. Ellas van pisando fuerte, como los Diplodocus -dicho sea de paso- y a pesar de ser domingo no dudan en ponerse su Louis Vuitton a juego con los tacones que más tarde se les clavarán en el césped. Sus conversaciones se asemejan a las de la reina de Inglaterra, dos de sus tres palabras las dicen en inglés para creerse más “guays”, y cuanto más levanten el dedo mientras las dicen mejor se creen que se ven (dediparadas creo les llaman). Una manada de la que a mi parecer es mejor estar alejada…


Por otro lado nos encontramos a los Triceratops. Estos son los padres de familia cuya mujer seguro está en la peluquería y no tienen otro peor plan que llevar a su hijo al parque. Son solitarios, observan de lejos a la manada de las Diplodocus y van marcando tríceps. Mientras su hijo se descalabra ellos están mirando en el diario Marca el resultado del partido Madrid Barsa, y a pesar de que su hijo sigue llorando, ellos seguirán mirando el Marca, o peor aún, a las Diplodocus. También pueden estar jugando una batallita al "Clash of Clans".


Las pobres Gallimimo pasan desapercibidas para la sociedad, al igual que este dinosaurio que pasó por el mundo sin pena ni gloria. Pero ahí están. Son las mujeres que sacan de muchos apuros a otras muchas (peores que las Diplodocus) que definitivamente deciden dejar a sus hijos no sé si por ir al cine, estar con las amigas o estar con el marido. A estas las catalogaremos como las Rex.


Las Rex, que probablemente hayan estado la semana haciendo no sé qué y encima están cansadas, ponen a las Gallimimo a cuidar de sus pequeñas crías y lo peor de todo es que estas parecen disfrutar. Las Rex pueden estar mirando desde una terraza sentadas, que si no tienen hambre de juego no levantan sus posaderas porque prefieren tomar el sol de la tardecita, eso si, con un buen sombrero para que no le salgan manchas.


Percatarse de las Velocirraptoras. Estas son las madres que hacen todo por sus hijos. Son las que clavan su garra puntiaguda y afilada a todo el que se cruza en su camino cuando ven desde la otra punta del parque que el columpio favorito de su hijo se va a liberar.


Se me olvidaba citar a los Stegosaurus. Aquellos de aspecto viejito, que van andando despacio y tomándose la vida con muuucha calma porque lo que les sobra es sabiduría. Los abuelos. Esos seres humanos que no solo cuidan a los nietos entre semana, sino que los padres se los encasquetan los sábados y domingos para poder salir a rumbear o para curarse de la rumba (que dicho sea de paso, una al año no hace daño).


Y por último, no puedo olvidarme de ese que abre su cuello y escupe veneno (quien haya visto al película sabe a quien me refiero). Son los Dilophosaurus. Lo sé porque el sábado vi por enésima vez la cinta, no penséis que soy tan friki. Estos son los pequeños listillos de turno que atacan al gordito de gafitas de turno con su veneno. Suelen ser los hijos de las Diplodocus, que creen que pueden hacer lo que les da la gana mientras sus madres hablan de marcas y colegios “plays”.


Algo bueno de este paseo por Parque Jurásico fue darme cuenta que Bogotá parece no ser ya tan Jurásica. Por lo menos se está estilando, como en París, dejar mesas y sillas para el disfrute del viandante. Eso si, previo amarre de candado. Que alguien me saque de la duda y me cuente si por la noche las recogen…


Sobre los dinosaurios y su modus operandi, verdaderamente me da pena ver pocas manadas (madre, padre e hijos/madre, madre e hijos/padre, padre e hijos) no jurásicas en este parque (el parque de la 93) paseando, disfrutando del día, jugando o paseando al perro.


No digo que este prohibido pertenecer o hacer uso de alguna de estas especies alguna vez en la vida, pero lo que es cierto y real es que el mundo está cambiando y no sé si para bien.


Mi mejor plan no es estar moviendo el columpio de mi hijo, tirarle veinte veces por el tobogán o jugar con él a los piratas mientras se cree Barbaroja, pero yo decidí ser madre y si hace falta pongo el ojo tuerto y una pata de palo con tal de verle feliz (sobre todo un domingo).


Así que por favor, si algún día estas especies llegaran a extinguirse, que a nadie se le pase por la cabeza llegar a clonarlas, como hiciera el abuelito viejito de barba blanca de la película.

 
 
 

Comentarios


UNA MUJER NO ADAPTADA, ni apta, PARA LA VIDA MODERNA

TAGS

madrepsicótica vivirencolombiasiendoespañol

madrededos quienmeayuda

yotambientrabajo

nosoyamigadelasniñeras

 

PUBLICACIONES RECIENTES

SEGUIDORES

© 2017 por Sin Pelos en la Lengua.

Creado con Wix.com

bottom of page