Mujer blanca con trabajo busca…

En este caso yo no busco una compañera de piso como sí hiciera Bridget Fonda en la película de casi el mismo título, sino un asistente.

Desde hace un tiempo la gente dice que no hay trabajo pero la realidad es que yo llevo buscando un buen tiempo una persona para un puesto en la fundación en la que trabajo y fácil, fácil no está siendo en absoluto.

Comencé por las universidades. Gente joven que tiene que hacer prácticas, con ganas de trabajar, a la que no tengo intención de explotar y a la que puedes formar. La cantidad de papeles que te hacen rellenar incluso en las instituciones amigas casi son más que con los que te ayudaría esta persona que vas a contratar.

En este momento es cuando se me ocurre acudir a uno de estos grupos que aborrezco en el que las mujeres se pegan por entrar (ese será otro post). Una amiga me publica el anuncio y voilá: en horas tenía unos treinta curriculums en mi haber.

Uno pensaría que genial. Pues no tanto… Te pones a leer y te das cuenta que efectivamente la gente lo que no hace es eso: leer. ¿Por qué si estás solicitando un puesto en el que las labores se centran en apoyo de coordinación y diseño, una ingeniera de sistemas te hace llegar su hoja de vida?.

Eso por no hablar de la que sin una carrera te está pidiendo el sueldo que yo tuve después de cinco años de estar trabajando, o de la que copia y pega una frase de esas que vienen a decir que estás pidiendo tres puestos de trabajo en uno. Si no te interesa, ni escribas.

¿Quién cuando ha empezado no le ha tocado hacer casi de todo para aprender el oficio?. Eso me decía mi padre: Ana, primero toca aprender el oficio (me repateaba pero tenía mucha razón).

Por suerte nunca me pusieron a hacer fotocopias pero si me tocó ir a la puerta del juzgado a esperar horas a que saliera el corrupto de turno que terminaba no haciendo declaraciones, o hacer el resumen de la capacidad de los embalses, o ir un fin de semana con mi jefe a una fiesta de pueblo a grabar ovejas (que porque yo le veo el encanto a todo…). Finalmente, y lo que son las cosas, a ese jefe es al que más recuerdo, estimo, el que más me enseñó y en consecuencia, con el que más aprendí.

Otras llegan y basta que hayas indicado que necesitas a alguien con buena redacción para que te escriban lo siguiente: “Contesto por el anuncio que anuncio en Wikijobs para el trabajo de asistente de comunicacion. Pido 4.500.000 puesto que no es a tiempo completo. Gracias”. Seguro estará pensando que por qué no la he contestado.

Finalmente, de las treinta hojas de vida que te han llegado seleccionas únicamente a cinco, haciendo algún favor a un par.

Comienzan las “variopintas” entrevistas.

Primera.- Una chica formada de muy buen colegio bogotano, bilingüe y como buena diseñadora, bastante alternativa (de esas que adoran las gafas de pasta).

Aquí fue cuando me di cuenta que la palabra millennial no solo es el nombre de moda que utilizan las revistas para referirse a los nuevos jóvenes, sino que verdaderamente estos son otra especie.

La entrevista va sobre ruedas, con esto quiero decir que todo le interesa, tiene contestación a mis preguntas, participa… pero… a mi me enseñaron que si uno busca trabajo hay que decir que “si” a casi TODO lo que sea razonable mientras estás en el proceso. En resumen, me vino a decir que si le proponen un viaje –lo que parece la única razón de ser de los millennials-, me deja, hablando claro, con el culo al aire.

Segundo espécimen.- Espectacular diseñadora pero joven y, lo peor, incrédula.

Me dice que dejó su anterior trabajo porque el principal cliente de la compañía era Soho y ella está en contra de su política de mostrar más de la cuenta (desnudos, topless y esas vainas). ¿Te crees que a mi me gustaba esperar en la puerta del juzgado a pasar frío?.

La siguiente me dice que prefiere trabajar ocho horas desde un despacho que tener flexibilidad de horario y a veces poder trabajar desde casa. ¿Nos hemos vuelto locos? Espera a tener hijos y me dices si prefieres eso. ¿Pero lo que se lleva ahora no es ser millennial, hacer todo lo que te apetece y organizarte tu tiempo?. Lo siento pero me pierdo…

Otra con toda la cara del mundo me dice que le viene estupendo organizarse su tiempo porque así puede dedicarse también a su emprendimiento. ¿Entonces te voy a pagar para que te levantes y te acuestes pensando en tu empresa? Sigo perdida....

En resumen. El que no es millenial, es raro.

A mi edad, y tampoco soy tan mayor, nos tocó currar como negros. Inclusive haciendo prácticas sin cobrar como las que muchos compañeros pasamos en TVE porque era una gran oportunidad profesional. Uno aprendía y buscaba irse con las empresas que no necesitan gastarse dinero en publicidad porque en el sector tienen más que de sobra un nombre y categoría que hacían que después de pasar por allí te abrieran las puertas en cualquier sitio. Trabajabas fines de semana, festivos y en tu primer día te mandaban a presidencia. Te morías del susto pero te encantaba tu trabajo.

Lo peor es que la culpa es nuestra, de la nueva generación de padres que está educando a los que serán ya no millennials sino millollennials. No nos esforzamos lo más mínimo en inculcar ciertos valores (creo no estar incluida aunque a veces caigo): educación, respeto, valor por lo académico y no por lo “play” con los “play” (luego estás con esa gente que se cree tan "play" que no hace más que mirar su celular).

Mi “marido” a veces se ríe de mi psicorigidez en estos temas pero creo que en pocos años ha habido un gran adelanto en tecnología pero desde luego si un gran retroceso en muchas otras cosas (en estos momento siento que estoy hablando como mi abuelo de 95 años).

Finalmente, y volviendo a mi proceso de selección, de las dos por chicas por las que me decanté, opté por la más pila y responsable, y espero que no millennial (está en los treinta así que puede que me salve). Ojalá no me equivoque, aunque como dice mi “marido”: con cualquiera de las dos dirás que tenías que haber elegido a la otra”.

PD: Del único hombre que se presentó no pude entender ni su primer email de presentación.