Y tú, ¿de quién eres?.
- AAJ
- 10 may 2017
- 5 Min. de lectura
El viernes pasado tras terminar mi día laboral tuve que pasarme por Carulla a petición de mi “marido” que se ha unido rápidamente a la dieta mediterránea y no puede pasar sin su jugo de naranja y su pan con aceite cada mañana.
Ahí fue cuando me di cuenta. Tras ocho años en el país caí. Definitivamente la mejor manera de dividir a los colombianos, o más bien a los bogotanos, es por si te gusta, o no, ir a Carulla. Así de simple.
Creo que podría asemejarse en España a aquellos que les gusta ir a Marbella para ser vistos o a los que les gusta hacer turismo internacional o rural y pasar desapercibidos.
A petición del público ya voy a entrar en temas más escabrosos que los de aquella publicación de sexo que hice hace ya algunas semanas. Con esta ya casi seguro me gano adeptos, pero sobre todo detractores.
Efectivamente. Hay a quienes mercan en Carulla y les encanta. Son de aquellos que hasta pueden comprar los regalos de millones de puntos que en mi casa tardamos cuatro años en juntar… Y no porque no me guste Carulla (excelente supermecado donde los haya), sino porque verdaderamente huyo de el.
Pasaré a explicarme.
No entiendo porque las señoras del barrio que se ven todos los días se vuelven a juntar en los pasillos de Carulla bloqueando a todo el mundo con sus carritos para contarse sus últimas aventuras en Barichara.
Pero lo peor de todo es que en sus cinco pasillos de dos metros de ancho puedes encontrarte con esta vecina o con un exnovio, o lo que es peor, con el papá del exnovio…
Por lo menos si fueran los pasillos del Carrefour que tienen cuatro metros -que ya sé que tiene menos caché para aquellos que hacen el mercado en Carulla-, podrías hacerte la loca mirando hacía un producto que no tienes ni la más mínima intención de comprar.
Que quede claro, no hago mi mercado en Carulla no porque no me gusten sus productos sino porque odio encontrarme con la gente que parece que va a cenar a Criterion y lo que va es a hacer la compra. Prefiero a los que van a hacer mercado con las pintas que lo requieren, (esto no significa sudadera), sin poses y que no bloquean pasillos. Y si además me gano la mitad del mercado como en Alkosto, mejor que mejor.
Y hablando de restaurantes, y ya que me estoy desahogando, igualmente prefiero no hacer cola en aquellos que están de moda.
Un día una persona, que la verdad no recuerdo, me miró mal cuando dije que en mi casa el día que comprábamos pescado el plan era ir a “Coctel del Mar” y luego quedarnos en su humilde restaurante que da la casualidad que tiene el mejor pescado que se pueda encontrar en Bogotá.
Pude entender que entonces esta persona de la cual no me acuerdo, prefiere ir a los sitios no por la calidad sino por otra cosa que creo no es la cantidad.
Obviamente nunca celebraría en "Coctel del Mar" mi cumpleaños o haría una reunión de amigos, pero me encanta su cola de langosta bastante difícil de encontrar en cualquier otro restaurante “play” de Bogotá.
Bueno, “play” no, utilicemos mejor al palabra “de moda”. Que por cierto, esa es otra cosa que les diferencia a aquellos que aman ir a Carulla.
Puede que en ciertas carreras el inglés predomine (publicidad, ventas que no “marketing”, cine…), pero … ¿qué me dirían y pensarían ustedes si yo les digo en medio de una conversación: je veux dire?.
Pues la mayoría me dirán: no entiendo ni papa. Y pensarán: esta está tonta, por qué se pone a hablar en francés.
Oigan ustedes, y ¿por qué no piensan lo mismo del inglés?. Me imagino que porque este es “play” y el francés no. Sigo sin entender esta tontería teniendo un vocabulario tan rico como el español…
Y ahora que me quedo pensando para ver como sigo mi relato, creo que da la casualidad que aquellos que van a Carulla y usan este inglés, son los mismos que deciden dedicar su vida a acudir todos los fines de semana a ese recinto cerrado en los que están los de su misma especie y que llaman Club.
Aquí ya si que muchos y muchas me tacharán de sus amistades. Pero en serio, ¿ustedes no prefieren gastarte la plata en ir a restaurantes en los que no hay posibilidad de que te atienda el camarero de toda la vida que te ha visto correr con la colita al aire desde que tienes uso de razón?.
Mucha gente dice: “es que si tienes niños necesitas un club”. Pues mujer, prefiero que mis hijos se mezclen con “otras gentes”, conozcan sitios nuevos y sepan adaptarse a toda circunstancia con quien quiera que les toque y no con su mismo círculo que nunca les hará adaptarse.
Cada fin de semana peleo con mi marido por ir a museos, ferias, bibliotecas, hacer picnics, ir a comprar al mercado agrocampesino, y al final termina agradeciéndome que sea así y que le inculque eso a los niños. Gracias mi vida porque ahora sé que nuestras peleas no son en vano.
Pero lo peor de todo (o lo mejor, según quien lo mire) es tener que saludar en el club a fulanito de tal que es amigo de tu tía y quien al final de la conversación le pregunta a mi “marido”: ¿tú eres de los González de Cartagena o de Villa de Leyva?. Mi suegro, que a pesar de ser del Gimnasio Moderno era la persona más austera, modesta y lleno de humildad que uno pueda conocer, contestaría con la cabeza bien alta: de los González de Zipaquira, y sonreiría sabiendo que no necesita ser de ningún sitio para tener clase.
Que conste que no digo que si en algún momento me invitan a un club no vaya y pasé rico...
En fin… Creo que después de que muchos me hayan dejado de leer y dada la hora que marca mi reloj, seguiré otro día. No obstante, que ustedes sepan: en mi casa hemos tenido chofer toda la vida (solo usado para lo estrictamente laboral de mis padres), vivo en una casa propia de bastantes metros cuadrados (no sería correcto decirlos), tengo otra casa en Madrid que estamos pagando con una hipoteca, tengo dos coches y dos hijos bien alimentados, también por suerte cuento con la ayuda de dos empleadas, almuerzo todos los fines de semana fuera de mi casa, he estudiado en Estados Unidos y cruzo el charco lo mínimo dos veces al año. Eso si, no me gusta hablar en inglés, aguantar colas para decir que he estado como dice Daniel Samper en un restaurante de “nombre complicado”, nunca pertenecería a un club, no quiero ser Wikimujer, y por supuesto, no me gusta ir a Carulla.
Tips de la publicación
Planes con niños:
- Biblioteca Virgilio Barco.
- Picnic en el Simón Bolivar o parque de la 93.
- Parque de los enamorados.
- Planetario.
- Subir a Monserrate.
- Restaurante la Granja de Tenjo.
- Museo de los niños.
- Jardín Botánico.
- Feria del Libro.
- Cuentacuentos de Eureka o Materile.
- Montar en Bicicross en MX1.
- Restaurante El Portico.
E infinidad más...
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